Desde chico, todo paisano argentino siempre estuvo cerca de los caballos. Los cuidadores de ganado (gauchos) fueron creando una «suerte de danza», la cual llamaron malambo, que en lengua pampa india significa galopar. En cierto modo, es la imitación del galope del caballo. Alguna influencia rítmica seguramente ha venido por vía del Siglo de Oro español, que trajo melodías y una literatura general-popular muy interesante, por no decir inolvidable.
El malambo carece de letra. Su música la componen el bombo legüero y la guitarra, acompañando así a esta danza ejecutada solo por hombres. En su coreografía, todos los movimientos están separados por un «repique»; combinados llevan el nombre de «mudanzas». Cada una es única y original dependiendo del gaucho. La posición del cuerpo, coordinación con la música y estética son pilares, tal y como hacer cada «mudanza» para la derecha, igual para la izquierda. Cada zapateo se realiza ida y vuelta, es decir, cada golpe se realiza con un pie distinto a la primera vez.
Grupo argentino de Malambo.
En la actualidad el malambo se practica en infinidad de competencias de danzas folclóricas argentinas y otros eventos. Dado que en sus movimientos tiende a ser un arte marcial que puede evolucionar como tal, al igual que como ha evolucionado la capoeira.
Fotos cedidas por Jeremías Boriero